Os dejo con el artículo de opinión de García Martínez, publicado en La Verdad de hoy Domingo 12. A mi personalmente me ha encantado.
No me imaginaba yo a Lourdes Méndez, diputada del PP, tan modosa de siempre, con los papeles perdidos. Pues me choca mucho que critique la visita pasionaria del socialista Saura al obispo Reig, basándose en que el político ni siquiera abrió la boca para hablar del aborto. ¿Y qué? Pues lo haría por no incordiar, el muchacho. Por no meter el espartico en el ojo del otro, como se suele decir, siendo como era un encuentro de cortesía. Además, yo no sé de ningún monseñor -al menos a fecha de hoy- que se haya quedado preñado. ¿A cuento de qué le va a sacar a colación al obispo un tema que personalmente ni le va ni le viene?
No puede ser que estos payos de la política estén más pendientes del adversario que del pueblo al que, sobre el papel, representan. Parece como si, en la orden del día, se mandara que cada mañana que Dios amanece hubiera que buscar, como fuese, lo defectuoso del partido contrario para sacarlo a la luz. Si Saura acude a ver a Reig, malo. Si no acude, peor. Lo que importa es soltar la parida. Por ejemplo, llamándole fariseo, que es como ha calificado al del PSOE. Ahí es nada: fariseo, en días como estos, cuando toda la cristiandad los tiene en el punto de mira, por lo que hicieron con el Señor. Hablo de los históricos, que llevaban faldas y rimbombantes gorros. Con los fariseos actuales -que abundan aún más que entonces- nadie se mete.
Está visto -volviendo al encuentro Reig- Saura- que no acaba de entrarnos en la cabeza que en este país cabemos todos. Que la gamella nacional es para que comamos los unos y los otros, más allá de lo que piense cada cual. Mejor es que Saura acuda a saludar al obispo, que no ver a este correr por los tejados, perseguido por los enemigos de la religión. Aparte de que, en cónclaves como este, el socialista encuentra la ocasión de confesarse discretamente, sin tener que ir a confesionario de iglesia, allí a la vista de todos.
Seamos civilizados, de una jodida vez.
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La Verdad: La Zarabanda
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